Tantos
mundos
como
miradas existen.
La
vida en su viejo cascarón
no
obedece órdenes y nos desconcierta.
Decimos
que esto o lo otro la mata y no
es
así, ella tiene el poder de brotar en
esquinas
descuidadas y en oscuridades
imposibles.
Nos
burla, nos jalea y aún seguimos enojados
por
nimiedades cuando puede arrebatarnos
lo
único que importa: permanecer aquí.
Amanece
cada día naciendo un poco,
porque
desconoces tanto,
desconozco
tanto,
nos
faltan tantos verbos aún,
me
faltan tantos verbos aún
que
cada instante puede ser el momento
del
mayor hallazgo
para
dejar de serlo un segundo después.
La
vida es absolutamente asombrosa.
Nená de la Torriente