jueves, 11 de julio de 2013


Al final gana la costumbre 
de martes a jueves, 
de dos a ocho. 
La nube azul de cristales tornasolados 
se deshace en humo de tabaco, 
y nada y todo parece distinto. 




En qué debemos creer entonces, 
en qué voz, 
en qué mano, 
a quién seguir. 
Nuestro escudo se derrumba, 
desnudamos la ilusión de toda la ropa, 
le quitamos los zapatos, 
la vemos desnuda,  como era antes 
de convertirla en brillo, 
y nos preguntamos de dónde nace, 
por qué lo hace o qué cubre, 
y un enorme escalofrío 
nos recorre la columna. 




Nená de la Torriente