Te
regalo mi puerta a cualquier paraíso,
mi
anhelo, mi cosmos, mis despedidas.
Te
regalo con gusto todos mis gestos,
de
sorpresa,
de embeleso o de conjetura.
Las
retozonas arrugas de todas las risas,
las
hondas arrugas del abuso.
Te
regalo el tiempo que no tuvimos
y
te lo multiplico generoso por veintidós.
Nená de la Torriente