¡Qué
sí!
Sobrevivir
a pesar de ellos.
Te
duele, nos duele,
pero
déjame marear el agua,
levantar
la tierra con
un
punta
tacón,
tacón
punta tacón,
y
mira mi cintura,
mira
mi cadera,
y
mira mi pelo.
Nos
duele,
te
duele,
me
duele,
pero
déjame bailar el aire
con
el taconeo
de
toda esta sangre.
¡Tú
gritaaa!
Que
yo iré danzando
todos
los sonidos
que
vayas lanzando.
Y
mira mi cintura,
mira
mi cadera
y
mira mi pelo.
Nená
de la Torriente