miércoles, 10 de julio de 2013

Dicen que no se puede 
tocar una estrella desde una silla 
de tijera,  quizá desde un sofá italiano 
y pidiendo cita. 
Están equivocados. 
Las estrellas están hartas de estar 
en el cielo y hay muchas deserciones, 
pero no arrojan octavillas, 
ni lo proclaman a los cuatro vientos. 
El cielo no es lo que era 
¿Qué pensabas,  que sólo la tierra había 
cambiado? 
Cuando mires al cielo si bostezas, 
tal vez se cuele una y te viva dentro, 
y notes inexplicablemente como todo 
te sonríe, 
porque hay una luz maravillosa que 
lo inunda todo. 
Siempre habrá un escéptico que creerá 
que el mérito es suyo y de su naturaleza 
provechosa y positiva 
-que tampoco está mal,  una pastilla menos 
que ingerir para la autoestima-, 
y es que vivir está lleno de misterios y 
curiosas maravillas. 




Nená de la Torriente