No
quiero futuros.
El
ahora hospeda pasado y futuro
al
mismo tiempo,
lo
que deja atrás y lo que aún no ha hecho.
Sólo
el ahora quiero.
No
me preguntes si mañana,
si
quizá, si tal vez, si puede que,
no
quiero.
Es
batir la melaza
sin
sentido.
¿Para
qué un venidero si aún
no
ha acabado el día?
Los
propósitos suelen cojear,
como
para algunos las ideas
son
síntesis de la enormidad de las cosas
-¡no
para otros!-
¿Para
qué mirar al cielo
si
el suelo está lleno de agujeros?
No
me preguntes por mañana.
Nená de la Torriente