lunes, 15 de julio de 2013

No quiero futuros. 
El ahora hospeda pasado y futuro 
al mismo tiempo, 
lo que deja atrás y lo que aún no ha hecho. 
Sólo el ahora quiero. 
No me preguntes si mañana, 
si quizá,  si tal vez,  si puede que, 
no quiero. 
Es batir la melaza 
sin sentido. 
¿Para qué un venidero si aún 
no ha acabado el día? 
Los propósitos suelen cojear, 
como para algunos las ideas 
son síntesis de la enormidad de las cosas 
-¡no para otros!- 
¿Para qué mirar al cielo 
si el suelo está lleno de agujeros? 
No me preguntes por mañana. 




Nená de la Torriente