Un
día cualquiera te recorre
una
invasión de hormigas habladoras
que
te preguntan quién eres tú,
y
a pesar de los días y las noches que te has
estado
hablando,
no
sabes darles ninguna respuesta.
Sólo
te sientes incómoda por el atropello
de
la pregunta,
y
por el asalto de las enanas indiscretas,
porque
estás segura de no ser un hormiguero
¿o
tal vez sí, y ese volcán que creías
no extinto,
es
el hogar de las aburridas negras?
Tu
mente no se conmociona
pero
admite con ligera turbación una frase
que
repite por sistema,
acaso
importa,
acaso
importa,
acaso
importa,
acaso
importa…
Nená de la Torriente