domingo, 21 de julio de 2013


Devuélvele a la copa volcada 
su ángulo natural en la mesa, 
e ignora su torpe vertido 
en el mantel de shantung. 





Si de ese nido volaron los que ayer 
piaban ruidosos,  dale aliento
a su lóculo uniendo tus manos 
y retenlo un momento, 
que así revivirán los ciclos su forma 
de ser ya no siendo. 


Date el margen del regreso a la edad 
de la margarita, 
aunque ya no busques una amapola 
en medio de lo más infecundo, 
y sea una gota de sangre 
la que te inste a volver. 
   



Nená de la Torriente