sábado, 6 de julio de 2013

-Incomunicación-

Bla, bla, bla ¡pum! 
Bla, bla, bla ¡plas! 
Qué poco nos escuchamos. 
Hablamos de oreja a oreja 
en un recorrido cíclico, 
con una mente con gajos 
como una naranja a medias. 
¿Quién es quién? 
¿Qué necesita? 





Siempre visto desde uno 
desde nuestros huérfanos gajos. 
Tengo que aprender tantas cosas, 
que me da vértigo la mañana y las alturas, 
porque es como empezar de cero, 
cero,  cero,  cero,  cero
siempre y con una sonrisa. 
Ella me dice: 
“Tú lo que tienes es que…” 
Y se me escapa la risa, 
no quiero ofenderla,  pero ese espíritu 
de mirarnos en el otro 
está muy extendido y se diluye 
como un tinte azul en el vino. 
¿Para que sirve hablar 
si no se escucha? 





Nená de la Torriente