La
humana imperfección de los sentidos
nos
lleva a la maravilla.
Qué
mundo nos daría si fuera perfecta,
qué
dolor, que capacidad de comprensión
de
cabida, qué hombres seríamos.
La
humana imperfección del entendimiento
nos
lleva a discernir.
Qué
clase de intelección nos daría si fuera perfecta,
qué
dolor, qué capacidad de análisis,
de
cabida, qué hombres seríamos.
La
humana imperfección de las emociones
nos
lleva a los aprecios.
Qué
clase de estima nos daría si fuera perfecta,
qué
dolor, qué capacidad de amor,
de
cabida, qué hombres seríamos.
Sabe Dios.
Nená de la Torriente