-No voy a retorcer
el fonema-
Con
cada contradicción aprendo.
Cuando
mi pulso se agolpa
sé
que no debo, y aún así regüeldo
palabras
como un parvulario,
llenas
de sonoridad sin sentido.
No
me tomes en serio compañero,
sólo
quiéreme como te quiero
más
allá de todas las letras y de todos
los
poemas, las hojas de papel arden
con esta facilidad ¡mira!
Este
pequeño pedazo de mundo es
imperfecto, como las cosas realmente
hermosas,
porque
pueden ser aún más bellas
y
el cambio es lo que las encomia.
Triangulo
con gomas entre el índice y
el
corazón lo que el tiempo no se atreve,
y
veo más allá del propio tiempo
y
sonrío, créeme.
Todo
vale la pena, todo,
aunque
el mundo, algún día remoto,
dejase
de ser mundo.
Vivir
es una bendición, aunque nos duela.
Nená
de la Torriente