Apadrina
a un político.
Mírale
a los ojos, esos ojos vacíos
llenos
de miseria, avaricia de uno,
porque
sólo cabe uno en su mundo.
Acógele
en tu casa, ayúdale a entender
que
las cajas de zapatos
son para guardar
zapatos, no dineros,
y
las bolsas de basuras,
para arrojar desechos,
no
para atesorar hojas y
hojas de desfalcos,
atadicas
a billetes.
No
dejes que se sume a la lista
de los a extinguir,
como
animal que es, y se nos vaya
con
el manatí, el tapir,
la tortuga de Carey y de Mapimí.
Apadrina
a un político.
Dale
de comer sopas, que olvide el caviar
que
acabará con él,
pan
duro y leche cortada,
¡y
sin luz, que el recibo es muy caro!
Que
recupere su humilde naturaleza
antes de que le caiga un rayo,
no
vaya a irse con el halcón Peregrino,
el
berrendo o el león del Cabo, como una
miserable
hormiguita.
Nená de la Torriente