¿A
quién le sirve mi sinceridad?
¿A
caso distinguen la diferencia
que existe con la franqueza?
Somos
animales de costumbres,
aburridos, pero con la pretensión de ser
de
vez en cuando asilvestrados.
No
puedo cambiar las reglas, ni las duras,
ni
esas pequeñas, las más ligeras,
pero
puedo vivir en mi desordenado mundo
sin
dar mal a nadie ni permitir que el modo
en
que me juzguen me afecte mucho.
Porque
mi sonrisa es mi secretaria de asuntos
sociales, y mi mano el ministro
de
asuntos exteriores,
y
así todo un parlamento de sabedores
de
la única política que entiendo,
para
dar razón de que existo y me preocupan los
los
demás países,
todas
las diferentes e increíbles personas
que
me rodean.
Nená de la Torriente