martes, 2 de julio de 2013

-Tus ojos-

Vivo en la humedad de tus ojos, 
allí reposo de la dureza del mundo. 
Me acoges en los colores cálidos de tu pupila 
y mudas mi piel para que pase desapercibida 
del lobo que me busca,  el peligro más próximo. 
También de la pena alargada, 
que vas recogiendo en una devanera. 
De mis propias intrigas,  las más torpes, 
las más insensatas,  que cuelas en el iris 
y me prometes que no volverán nunca. 
Vivo en la humedad de tus ojos, 
en ellos,  para siempre,  comprometida; 
por eso no me llores nunca o me iré a poquitos 
rodando por tus mejillas, 
y yo quiero estar en tus ojos hasta que se cierren 
y aún,  quedarme después. 




Nená de la Torriente