Detrás
de tus manos, de tu sombra,
del
derribo de tus palabras, una a una,
detrás
de cada movimiento de la boca,
del pestañeo y de la mueca,
detrás
de todo está tu olor.
Lo
persigo con los ojos muertos, voy detrás
como
retal de muñeca, sin voluntades,
y
lo presiento como árbol limpio de hojas,
atado
a tierra y besando el cielo
con
el amor más puro.
Porque
detrás de todo lo que de ti parpadea,
como
si sostuviera una linterna
y
la agitara sobre tu cuerpo entero;
detrás
de todo ese movimiento
está
tu olor, tu esencia,
la que me anuda inevitablemente a ti.
Nená de la Torriente