-Hipo de un día de éstos-
Veo este baile, para ti de anormales trazas, como la verbena más curiosa que he visto, con sus penas amargas, sus lágrimas grises, pero con tonos muy diferentes al lodo.
Tomo de cada
minúsculo germen la idea de que puede ser una posible vacuna
donde tú sólo ves
podredumbre.
No me asusta la diferencia,
ésta desigualdad nuestra, ni ninguna desigualdad.
No quiero prados
cortados con la misma hoja, ahí no hay
solución
porque eso no es
libertad, son amputaciones torpes.
Sólo creo en la limpieza,
en la honradez, en la verdad,
esa que dice lo que es, no lo que
parece o lo que conviene, recordando ‘no sé qué cosa’, y no es tan fácil.
No sé hablar con
los árboles, pero hablo con el prado
cuando sesteo,
y con los autos
mirando las autopistas, y entiendo que
no hay nada perdido;
el ser humano es
una caja de sorpresas que pasa mucho tiempo a solas o dormido.
Nená de la Torriente