El
sonido de las ruedas
de
la bici con el
entrecortado
aliento.
De
Palacio al Crucero
el
viento burlando mis ojos,
una
parada en el puente,
y
el sudor frío en la espalda
unido
al aroma de la panoja crecida,
a
su pelo.
Felicidad
es eso.
El
escaso momento de inconsciente
retrato, de libertad y vértigo.
El intenso olor,
colores a vista de ciclón,
nubes
densas y el tímido dorado.
Dos
ruedas que giran y giran
y
todo un maravilloso reino
nivelado
por un manillar.
Nená de la Torriente