Ella
dijo:
`No me tomes el pulso
que se me altera’.
Siempre
hay miedo y corazón,
siempre;
pero
no siempre hay cabeza
para
detenerse a pensarlo todo.
(Ay)
Burla,
desprecio del ignorante
que
desoigo.
Camino
despacio por
encima
de su empedrado,
no
vaya a darse cuenta
que
le traspaso.
(Ay)
El
inválido varón y su pueril serón
han
ido machucando
demasiados dientes de león,
y
margaritas,
y amapolas.
¿Qué
queda en el prado
más que yerbatones,
del dorado color
de la seca?
del dorado color
de la seca?
Nená de la Torriente