lunes, 8 de abril de 2013

-A Véronique-




Qué cosa tiene el roce 
de otra mano, 
el roce de una palabra, 
el quiebro de una pestaña 
así como si no te está. 





Ese paso sin pasar que te 
sacude la espalda y te llega 
al coxis,  tu parte más animal 
donde se olvidó tu cola.
Qué cosa esa mirada tonta, 
baja,  de cuarto y mitad,  al soslayo, 
como si no,  pero que te ha reconocido
entera, 
y te ha chinchetado al suelo 
como un cartón sin desplegar, 
¡un recortable a ti!  
Tanta mujer desarmada 
en un instante sin dicción ni grafema, 
sin gafas de cerca,  ni sonrisa de coyunda. 
No olvides esos pequeños grados nunca, 
nunca, 
porque aún estás viva, 
y ese cemento que echaste en el músculo 
imperioso no te ha servido de nada, 
porque no puedes gobernar lo que aún 
no has escrito en tu almanaque. 




Nená de la Torriente