lunes, 29 de abril de 2013


En la boca del estómago se gestionan 
asuntos de toda índole. 
Justo ahí a medio camino, 
en un punto intermedio,  álgido en ácidos 
como en un duelo de pistolas de las pelis de 
vaqueros. 







Unos se pinzan con los dedos, 
otros tuercen el gesto a lo Clint Eastwood, 
y algunos sólo desfallecen retorciéndose 
en dolores y buscando la ayuda táctica 
de la camilla y el hospital más cercano, 
porque –como dicen- 
no hay humano que lo aguante. 
Es cierto que hay asuntos de trascendencia 
más grata,  pero no menos peliaguda, 
como la atracción puntual por alguien 
del otro sexo, 
que consigue atenazarte 
el estómago con un pellizco incómodo, 
y a penas te deja respirar 
dejándote los mofletes como un hámster. 




Nená de la Torriente