viernes, 19 de abril de 2013

-La higuera-




Cuídame la higuera 
cuando me vaya 
y el campo tan lleno, 
que brille la rabiosa 
esmeralda sobre la arcilla roja. 
No dejes a la cabra que se 
ponga ociosa al comerse 
mis hojas cegadoras, 
y llene la panza hasta tumbarse 
bajo la higuera. 
Cuídame el tesoro verde 
de andarines y come higos, 
y recoge sus  frutos cuando lleguen fechas, 
aunque luego todos los ofrezcas. 
Pero deja limpia de patones de barro 
mis  bellas hierbas,  y el vivo glauco 
que me llevo en la retina. 



Nená de la Torriente