miércoles, 3 de abril de 2013


Queda la casa 
en cualquier esquina, 
con sus álbumes de ‘nadas’ 
todas propias, 
que si dices llenos vendrían 
a llevárselos 
el camión de las basuras. 
Cada uno en su peculiaridad 
colmada de asociaciones 
hace sus sumas. 
A unos nos pueden parecer 
auténticas riquezas 
lo que guardas tú o ella, 
a otros fiemo sin ningún agrado. 
Lo que pesa,  lo que reluce,  o 
lo reconocido por una mayoría 
no es siempre lo que a algunos 
nos interesa, 
por parecernos pactado, 
como esa libela romana de plata. 
Todas las esquinas tienen una casa, 
una guarida donde se cuentan historias, 
una pedanía con alcalde propio, 
todo un proyecto de sociedad 
diminuta.  



Nená de la Torriente