martes, 16 de abril de 2013




Hoy debo salvarme del mundo 
como cada día, 
dejar de agitar los pies como una niña 
y concentrarme 
en desatar mi dogal. 







No se debe atraillar 
a los que vuelan, 
a los que quieren pintar el cielo
de otros aires, 
y con el dedo dibujar una choza, 
una cierva y 
hasta un prado lleno de margaritas. 


Debo salvarme de este mundo 
como cada día, 
por ser un poco más cuerda y saber 
que las jornadas sin fantasía 
sólo serían medios días, 
aburridos,  cansinos,  sin latido audible, 
como sus vidas pendientes 
y en absoluto suspenso. 




Nená de la Torriente