lunes, 8 de abril de 2013



Tiene que venir 
como todo llega, 
como la luna cruza 
la visión estrecha de ojo 
a ojo,  y más aún 
que no contemplas. 
Tiene que venir, 
como llegan las sorpresas 
por mucho que niegues 
a Noel y a sus noches mágicas, 
y a todo lo que de niño 
te hacía correr por el pasillo 
siempre larguísimo, 
aunque no lo fuera. 
Tiene que venir ese pálpito 
que te sitúa más arriba 
que el astronauta blanco 
que gravita fascinado 
en cualquier parte oscura. 
Tiene que venir ese beso 
que habita en la copa de tinto, 
y que te bebes sin darte cuenta.
Viene,  llega ese sorbo de fascinación
y asombro,  que te revuelve entera 
y que pronuncia tu nombre 
muy  des   pa   ci   to. 



Nená de la Torriene