lunes, 22 de abril de 2013


Sumamente restada 
queda tu pena en la mía, 
que la desgracia no quebranta 
este pozo de soledades, 
sino que las amalgama y las hermana. 
¡Haremos una fiesta! 
¡Una fiesta como nunca se ha visto! 




Porque se puede ser tan feliz a pesar 
de los pesares,  que da alegría estar vivo. 
Por mí que me quiten uno a uno los alfileres, 
y de la magia blanca sus dichos, 
aunque ya sus conjuros me los tengo conocidos 
como recetas de guisos rancios, 
y el mal de ojo 
y el ojo de mal agüero, 
que en esta balanza de soles y estrellas negras 
me vence el plato de luz. 
Y por mucho que te apenen las cuitas 
tráemelas que yo me las quedo, 
que ya las convertiré en frijoles con arroz blanco. 
Qué no pueden con nosotros, 
qué no pueden. 




Nená de la Torriente