En
tanta verdad pesando en papel
el
milagro huye, despavorido.
El
ovillo cortado por la mitad
con
un hacha de hoja fina,
deja
ver el camino sencillo de la lógica
que
provoca la risa del prodigio.
Hay
demasiados sabios
en
los cuellos de las camisas
y
en los escotes largos,
hasta
en el exceso de rímel
que
se cuela en las fiestas vanas.
Cuando
el milagro se ha ido
no
tienes modo de buscarlo,
convocas a tu respiración aterida
y a las ganas de resucitar a lo sencillo
allí
donde estaba perdido.
Pero
no siempre consigues que vuelva.
Nená de la Torriente