
No
hay doblez.
Alguno
ve doblez en todo
porque
ha abusado mucho
de
la plancha.
Yo
sólo veo líneas formando caminos
que
crean dibujos armoniosos,
por
eso el algodón arrugado es
fascinante, y si lo tintas aún más.
Pero
cada uno tiene en la lengua un
escarabajo y en la mente una aceituna,
y
ambos se van buscando,
unas
veces con éxito y otras no.
Conmigo
no hay doblez,
si
me río, me río, querido,
y
si te llamo querido, no hay acidez.
Es
que mi escarabajo va mordiendo
la
aceituna poquito a poco,
sin
demasiados excesos.
Nená de la Torriente