Descanso
de mí dentro de ti,
me
olvido de los torrentes
y
escucho el fluir lento
de
tus manantiales cálidos.
Se
me arrugan los dedos
dejándolos
dormir en sus aguas,
y
el pulso se calma como se sosiega
la
palabra no escrita,
pidiendo
siempre papel o tela.
Descanso
de mí dentro de ti,
me
despeino, me descalzo,
me
desnudo, nada de lo que uso
aquí
me sirve,
y meso mis pestañas mientras
miro el mundo, con la distancia
de
las pupilas de tus ojos.
Nená de la Torriente