miércoles, 24 de abril de 2013


¡Acepto,  acepto que te vayas! 
No puedo impedirlo, 
todos nos vamos a ir más tarde o 
más pronto. 
Quedará una bóveda o un lugar 
para las almas,  un descanso a tanto 
sacrificio. 
Porque vivir es bonanza y martirio, 
pero no admito ¡no,  no y no, 
el calvario! 
No comprendo el sufrimiento, 
hasta el último segundo 
sentados en un clavo. 
Es lo descabellado,  la anormalidad 
de la vida, 
como la enfermedad de los niños 
o el abandono de los ancianos. 
Esa canallada del dolor innecesario, 
el peaje absurdo antes de expirar. 




Nená de la Torriente