viernes, 5 de abril de 2013

-LUZ-




Después de cuarenta años de luz artificial 
preciso salir al sol. 

No al que pintan en las paredes,  ni en lo 
alto de los edificios. 
No al que quema la piel y atesta las playas 
con intenso olor a coco, 
ni al que sigue al niño y su cometa 
formando una doble pareja en sombra, 
cuando cruzan los maizales en seca. 
Lo preciso como tú el agua fresca del botijo 
con el calor de agosto, 
o él a su hembra en su arrebato de hambres; 
lo preciso 
por haber tenido tantos años la palabra luz en la boca 
y aún no conocer su magnitud. 




Nená de la Torriente