Las
pequeñas cosas,
el
diminuto sosiego
entre
los dedos,
la
sonrisa que tras la cana
nos
devuelve al niño.
El
hueco blanco que se inhala
en
su ausencia,
incomprensible
por
su ser, su nimiedad.
Esas
cosas pequeñas
que
retenemos casi como
secretos,
dicen
tanto como callan,
para
regresar inevitablemente
al
bolsillo.
Nená de la Torriente