miércoles, 10 de abril de 2013




No sé dónde estaré mañana, 
no sé qué comeré, 
no sé si el aire lo sentiré frío 
o como un lametazo tórrido. 






No sé si habrá tantas esquinas 
como para salir huyendo, 
ni indicaciones visibles 
fácilmente descifrables 
cuando llegue la fiebre en días 
como hoy. 
No me quedan bocetos ni diseños, 
-a conciencia los he quemado- 
he dejado atrás los propósitos y los esquemas, 
las maletas,  las mochilas y los sobres de papel 
reciclado, 
el tutú,  las formas peregrinas 
junto a la silbadora juventud. 
Eso me permite poner un pié encima de la roca 
y poder sonreír de antemano,  mucho, 
mucho más tiempo. 




Nená  de la Torriente