De
vez en cuando
a
los pies de tu cama respiro,
pero
me escondo porque sueno
como
un estruendo de guitarras
afinándose
solas.
Las
cosas están a un lado y yo al
otro, en un destino ridículo.
No
puedo ser como ellas,
a
veces no lo echo de menos y
otras
si.
No
siempre se elige, la singularidad,
la
idiosincrasia
-palabra
fea y escupitona-,
nos
marca la silueta, y no hay goma
de
borrar que nos dé una voltereta.
En
ocasiones, las cosas están de mi lado,
pero
estoy sola,
y
así me interesa bien poco el coste
del
juicio acertado.
Nená de la Torriente