No
te vengas abajo,
el
camino sin ti es sólo paisaje,
eres
el paso y el sonido del latido
y
la batería y el motor de arranque.
Ese
–a, que anima a la verborrea plácida
sin
cervezas y a cantar como tenores
con
un par de muchas de ellas.
Está
todo por hacer.
Calienta
tu cama.
Llena
la nevera.
Respira
y
sal
a la calle
a
dar caña
que
no sea de azúcar.
Nená de la Torriente