Todo, lo quiero todo,
cada
rayo de sol entre la hierba
como
un alfiler prendido,
el
movimiento de cada hoja del
limonero
en su baile complejo.
Todo, lo que veo y lo que no veo,
lo
que entiendo y lo que no entiendo,
las
miradas que miran y las que se pierden
en
los túneles del metro.
Quiero
el milagro del bebé, de su risa,
la
del feo, la del guapo, la del llorón que termina
en
semi risa.
Quiero
la tripa de su madre y su cara
bella
y sonrosada.
Quiero
las arrugas de la anciana
que
aún le sacas un baile,
con
la espalda achatada y encorvados
sus
dedos.
Todo, lo quiero todo, el tinto, el blanco,
el
rosado, el agua, la cama, el suelo,
quiero
la noche y el día,
la
sábana blanca y la sucia.
Todo, lo que imagino y lo que temo,
la
arena marina y la desabrida montaña.
El
amor, el desamor, la pasión, el anodino
estar
sin saberse estando.
Quiero
devorarlo todo, en papel, imagen,
barro
o poesía,
que
nada quede que se me haya extraviado.
Nená de la Torriente
Quererlo todo, Není, ser el propio huracán de tu boca, de tus sentidos.
ResponderEliminarBesucos.
Sí Tempero, tú lo has dicho, y maravillosamente.
ResponderEliminarBesucos,
Není