Sálvate
conmigo,
de
tanta fracción de ternura
de
6 a 12,
de
horarios de comprensión
sólo
de lunes a miércoles,
de
restas ridículas de todo
lo
que nos queda aún
de crédulo
e inocente.
Sálvate
conmigo,
y
tráete el cándido secreto
de
los días que no se extinguen,
los
que huelen a galletas y a dulce
de
membrillo,
a
folios nuevos
que
siguen pidiendo
que
se les sueñe.
Sálvate
conmigo,
me
quedan billetes sin destino,
valor
para cruzar todos los puentes,
tiempo
para ser
sabiendo
que se existe,
salvarse
de un mundo que no quiere
ser
redimido,
y
toda la paciencia para esperarte.
Nená de la Torriente
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