sábado, 9 de junio de 2012


Si fuera  tan sencillo 
como escribir,  dormir, 
sonreír a nada, 
para borrar todo el mal 
infligido
andaríamos un palmo 
más erguidos. 
Si fuera tan sencillo 
como beber agua 
en lugar de vino, 
7 horas de sueño 
en lugar de 3,  5 o 10, 
según el día, 
los huesos no nos hablarían 
con tormentos tan extraños. 
Si fuera tan sencillo 
como un chispazo 
de chisquero, 
para que dos bocas 
se fundieran, 
dos almas se brindaran, 
dos vidas encontraran un camino, 
no estaríamos buscando el fuego. 
Pero nada es tan sencillo, 
o si lo es no le hemos  
tomado la delantera, 
porque seguimos detrás del último 
creyéndonos todavía 
que  vamos los primeros. 



Nená de la Torriente

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