Algún
secreto.
Tú
que alguna vez me miras
desde
el cielo,
andarás
riéndote,
tú
que te fuiste tan pronto,
ya
los sabrás todos,
a
ti engañarte no podría.
Sabrás
colarte en cada rendija
de
mi mente, y sortear
las
mil trampas de ratón
que
tengo, sin queso.
Sabes
que no tengo apatía,
es
que ya no espero.
No
se trata de fe,
ni
de esa ilusión por mirar
y
hallar cosas bellas.
Hay
cien ángulos y en todos
cien
encuentros,
pero
yo no espero, no aguardo
y
tú si sabes de qué hablo.
Ya
no puedo desilusionarme,
ni
enfadarme,
ni
agobiarme por lo que otro haga,
sí
conmigo,
pero
nunca con nadie.
Otro
dirá qué bien,
pero
en el fondo es un hueco
en
la mochila,
que
no sabe ni puede llenarse
con
ninguna otra cosa.
Nená de la Torriente
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