-Hipando-
Cuando
ya creas que bebiste de mí todo
volverá
a llenarse mi fuente,
y
no sabrás de qué néctar libaste antes.
Tan
distinta sabré como sabe el agua
del
río al agua del océano.
Ningún
sonido
volverá
a sonar como antes,
después
de que cierre la puerta.
Es
una mudanza tras otra,
una
locura permitida
estar
en constante tránsito.
Tú
nunca lo has entendido, ni aquel, ni éste,
porque
delimitar a las mujeres o
a
los hombres, es lo que tiene.
No
somos piezas, ni podemos ser definidos,
aunque
se nos escape tanto eso de
‘tú
lo que eres es un imbécil’.
Pero
lo cierto es que no tenemos ni idea,
y
no por falta de interés
-que
no es mucho-,
ni
por falta de visión
-que
no tenemos todos los enfoques-,
ni
por falta de oportunidad
-que
tendemos a poner infinitos trabas-,
sino
por nuestra limitada y defectuosa construcción,
que
más que mirar al otro
miramos
el por dónde, no su cómo plenamente.
Nená de la Torriente
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