viernes, 15 de junio de 2012


-De la lluvia,  del amor,  de esas cosas- 

 Deliciosa inconsciencia 
que sabiendo no quiere saber 
y toma prestado 
los zapatos de cenicienta, 
pensando no devolverlos nunca. 






Cuando llueva acuérdate de mí, 
por cada gota que te despeine 
seré esa incómoda humedad 
que cae cuando no la esperas, 
ni la invitas a entrar, 
y va allá donde ella quiere, 
acomodándose con una cierta 
insolencia. 
Porque el cielo tiene sus reglas 
y cae cuando lo precisa, 
no cuando tú lo quieres, 
él dispone de la humedad y se alía 
con el viento, 
y va y explota sin más 
sin dar explicaciones,  claro que, 
tampoco pide nada a cambio, 
ni se lleva a ningún primogénito, 
ni te promete un ‘si,  y para siempre’, 
ni ‘un me quedaré contigo’, 
tampoco sabes si como vino si irá. 
Así que si llega,  sal, 
y deja que te empape entero, 
no hagas de tu vida  
un  triste paraguas roto. 

  


Nená de la Torriente

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