Siento
relegarte 
a
lo que tú solo te conviertes, 
una
sombra deforme detrás 
de
muchas formas. 
Así
estarás bien, 
si
desde allí tienes buena butaca. 
Hoy
el cielo es bajo, 
no
toca el suelo pero amenaza, 
la
calima del mar entra 
sorteando
las casas, 
jugando
al escondite, 
o
buscando un alma para contarle 
engaños. 
El
cielo curioso, 
ha
bajado sus nubes, 
y
con su niebla anda pellizcando 
a
la calima por sus embustes, 
y
ambos se enredan en susurros 
que
pronto el sol disolverá. 
Me
gusta ver como uno, después dos, 
tres
rayos de sol 
atraviesan
los mantos opacos 
como
agujas auríferas, 
ese
instante dura un chasquido, 
el
hechizo de un mago 
que
despierta el día como un milagro 
y
devuelve a mis pulmones la serenidad. 
Nená de la Torriente

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