Reconocer
lo rutinario
de
lo cíclico me espanta.
El
comportamiento
before-now-after, que
inevitablemente
se sucede de forma
casi
idéntica en las relaciones,
es
abrumador.
Mi
abuelo lo resolvía en un chiste
muy
bueno, tanto, como mal empieza
este
poema.
Si
somos defectuosos,
¿por
qué no alternar los defectos?
Hoy
te toca a ti, y yo te apoyo,
mañana
soy yo, y tú me echas un cable.
Pero
no, crujimos como un pan
por
el mismo centro,
como
si realmente existiera el azar
-que
no existe-
para
librarse de nosotros.
¡Organización!
Eso
deberíamos decirnos, o
¡tiempo
muerto! o ¡jhertbcjsjsagre!
quién
sabe, quizá exista un lenguaje
que
aún desconocemos
y
que sea el ingrediente secreto del
‘In saecula saecolurum’.
Nená de la Torriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame