Cansada
la ballena se precipita
hacia
la costa
¿es
que nadie lo entiende?
¿Es
que sólo el ser humano puede agotarse
de
vivir uno y otro día en este enjambre
de
días interminables y de noches largas?
¿Sólo
podemos renunciar nosotros?
La
vida no renuncia, es imposible.
Y
una mierda.
La
vida se cansa de sí misma
tanto
como nosotros, que somos vida,
de
nuestro pulso.
Y
así sucede, que al instinto se le vence
a
veces por el agotamiento feroz
y
la desgana,
y
todo se vuelve un roto grande
sobre
una tela finísima,
que
se quiebra con nada,
y
parece que nada podrá detenerlo
porque
el peso es demasiado grande,
y
ya no tienes donde agarrarte.
Corre el tiempo y tú con él
hacia
algo que suena a calma,
y
cierras los ojos y dejas de respirar,
y
te sientes la persona más cobarde de este mundo.
Nena de la Torriente
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