martes, 5 de junio de 2012




Extraña caracola que hoy 
pareces nacarada, 
y desapareces sin sombra. 
Sales de tu casa confiada 
correteas por mi palma 
y arrepentida,  avergonzada 
de tus confidencias 
te das a la fuga. 
Severino decía: 
No cojas caracolas,  son más bonitas 
pero huecas por dentro’ 
y llenábamos la bolsa de caracoles 
todos idénticos. 
Nunca he comido caracoles, 
he hablado demasiado con ellos 
no voy a comerme a mis tertulianos, 
y menos a los vagabundos que viajan 
con la casa a cuestas, 
su esfuerzo sí que es un mérito. 
Lastrar con nuestras cosas, 
las pequeñas,  las no tanto,  toda una vida, 
es cargar con una cruz de dimensiones 
no siempre en proporción a nuestro peso, 
y supongo que la vida en algún momento 
nos alcanza. 
Debemos tirar lastre. 
No importa,  pero no debe nacer 
el arrepentimiento. 
Sonríe de tapia en tapia de helecho, 
haz las paces con ese mundo de tierra 
y de intimidades de siembra. 

Y no te enredes más con los anillos 
de esa preciosa concha. 




Nená de la Torriente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame