No
hay palabras terribles
hay
hombres terribles que
pronuncian
palabras con
sus
terribles bocas,
las
mismas que en otros labios
no
aterrorizarían a nadie.
Tarde
he comprendido
que
no somos la medida del mundo,
pero
hemos engullido el mundo
a
nuestra manera,
y
así convivimos,
ignorando
la totalidad de las formas.
Nos herimos, cercenando en espacios
todo
lo que podemos manejar
a
nuestro antojo.
Buscamos
culpables, jefecillos
de
grupos, subgrupos, manadas,
creando
redes que extiendan la mano
del
hombre, como única jurisdicción.
Desde hoy seré hierba,
o
arena,
agua, viento, soplo de brisa,
o
lo que sea que no pertenezca
a
nada, ni a nadie.
Nená de la Torriente
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