martes, 12 de junio de 2012


Cuando grité no regresó ni el eco, 
nadie vino a buscarme, 
nada sonó, 
ni mi aliento, 
ni el sonido del temblor de mi boca 
tras el grito, 
ni un corazón agitado. 
Supe que tú nunca estuviste 
como yo te buscaba. 
No debí esperar,  debí encontrar 
lo que ya estaba dentro y engordarlo, 
como se alimenta a la cría, 
verme en el espejo y después romperlo. 
Porque no hay más eco 
que el que sale de las tripas 
y no regresa, 
y aún así sigue y sigue saliendo. 
De sobra sé que me temblará el alma 
pase lo que pase, 
porque estoy viva. 



Nená de la Torriente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame