Depende
como penda la balanza
para
estimar si no es tarde todavía.
Yo
la cargo con el codo muchos días
que
no estoy ya para cosas necias.
¿Quién
tiene tiempo de ir andando de puntillas?
Doy
zancadas, pero me paro en cada flor,
en
cada esquina,
en
cada pluma caída de sabe donde, en este roto,
en
cada ojo distraído en el vacío,
en
el gurruño de un papel que pudo ser epístola,
en
cómo mira el chaval lo que intuye de las dos aquellas,
en
la señora y el parecido con su Lhasa Apso,
en
el beso abierto de dos bocas.
Porque
lo importante para ti es lo que para mí es lo necio,
y
lo necio para mí es lo que para ti nunca será vano.
Nená de la Torriente
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