Sé
lo que estás pensando
y
tienes razón.
Me
lo has dicho muchas veces
y
no escucho,
las
personas somos lo que somos,
personas,
y
en nuestro mundo mezquino
no
caben sentimientos
de
sacrificio, sólo derroche,
derroche, derroche,
para
sentirnos un poco más ‘altos’.
Sí, ya sé que nos encuentras
estúpidos, y débiles, y sucios,
y
demasiado comprimidos,
como
las cápsulas que nos tomamos,
y
que no sabemos apreciar
el
viento sobre el cabello
ni
la vibración del suelo,
que
somos una naturaleza
defectuosa.
¿Pero
no podemos escapar
de
esta condena, ni librarnos
de
esta sordera?
Creo
que aún podemos aprender
muchas
cosas,
y
algunos estamos atentos
a
cada sonido de las cosas,
a
cada cambio de la brisa,
y
a cada latido que trata de esconderse.
Nená de la Torriente
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