Ser
soldado entre tus filas,
siempre
a tu espalda cosida,
a
ciegas
persiguiendo
tus cometas,
sin
hacer preguntas,
sin
saber.
Llueva
o levante el cielo,
sin
indumentaria, descalza,
medio
dormida,
en
lágrimas, entre risas,
perdida, centrada,
agotada
hasta la extenuación.
No
me queda ni un pedazo de papel
en
la mochila, y aún escribo
en
las orillas del camino
con
una vara de rama, o
lo
grito,
que
otro tome el acuse
de
recibo,
que
despache con cautela
ese
aullido o lo descuide;
como
sea, pero yo te sigo,
soy
tu soldado más fiel.
Nená de la Torriente
¡Qué bonito!
ResponderEliminarPd: ya me dices si puedo enlazarte.
Gracias preciosa, estaré encantada.
ResponderEliminarBesotes,
Nená