Búscame
manchas en el vestido
que
presiento que mirar el fondo
de
mi caudal farragoso no te entretiene.
A
cada uno su plato de sopa.
Yo
tomaré la de tomate hirviendo,
quisiera
darme una vuelta
por
la chimenea de tu volcán,
y
cerciorarme que eres así como dices.
¡Hay
personas tan maravillosamente extrañas!
Humanos
hechos de helado de vainilla,
cubiertos
de galletas dulces enrolladas.
Humanos
vestidos con la piel de los limones,
con
interior de calcina.
Otros
hechos de tarta de chocolate, con ideas
redondas y rojas como las guindas.
Algunos
suaves como los peluches
y
un interior blando de guata.
Hay
seres humanos de luz, cegadores,
imposible
llegar a su centro,
ataviados
con tela de algodón claro,
y
otros tan oscuros y aviesos
con un exterior de polietileno,
que
a un simple vistazo
entiendes
que no debes acercarte
demasiado.
Nená de la Torriente
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